¿Quién no ha visto la famosa película de Disney? [Si no la has visto, para de leer ahora mismo y vete a verla; no puedes vivir un minuto más con esa carencia]. Es un gustazo tanto para pequeños como para mayores, especialmente para los que nos gusta cocinar y comer. Gracias a esta película saltó a la fama la ratatouille. De repente, un plato de origen humilde pasó a ser conocido por el mundo entero. Qué poder el del cine ¿no?
Creo que cualquiera de nosotros a día de hoy cuando piensa en la ratatouille rememora aquel plato hecho con rodajas de hortalizas de colores perfectamente ordenadas en una fuente. Bien, pues en realidad eso no es una ratatouille ¡ZAS! Resulta que la ratatouille original es un plato muy similar a nuestro tradicional pisto: hortalizas de temporada troceadas y guisadas, generalmente pimiento, cebolla, cabalacín, berenjena, tomate y ajo. Lo dicho, muy parecido al castizo pisto manchego. Lo que vemos en la película es una réplica del Confit byaldi , una versión contemporánea de la ratatouille creada por el chef Michel Guérard. Así que quizás lo más apropiado sería llamar al plato que os quiero enseñar hoy Confit Byaldi otoñal, pero creo que me permitiréis la licencia: esto es mucho más fotogénico.
Estamos en plena temporada de calabazas y boniatos. Dos productos con un característico sabor dulzón y que a mi, personalmente, me apasionan. Para compensar ese dulzor natural veréis que utilizaremos un majado con un buen vinagre de Jerez, que hará que el plato quede espectacular. Como los ingredientes principales tienen sabores muy suaves, los acentuaremos usando hierbas aromáticas: tomillo, orégano, perejil, romero, albahaca, salvia... podéis probar y variar, yo os hago mi propuesta un poco más abajo.
Lo podéis utilizar como primer plato ó como guarnición de carnes, pescados o huevos. Además, como muchas otras preparaciones similares, gana en sabor cuando lo preparamos con antelación y lo dejamos reposar. Así, los sabores se mezclan y el resultado final es de un nivel superior.
Aunque penséis que es un plato complicado, no os dejéis engañar por su apariencia: es un plato muy sencillo, sólo requiere un poco de trabajo manual para colocar las hortalizas en su sitio. Lo demás va rodado. Una receta ideal para un fin de semana que queráis sorprender a los vuestros con algo diferente. Os recomiendo encarecidamente que os animéis a probarlo, pero si con todo os da reparo lanzaros, siempre podéis colocar las rodajas en filas en una fuente rectangular. E incluso, si vuestra vagancia alcanza niveles estratosféricos, podéis revolverlo todo junto, sin orden ni concierto y chimpún. No hay excusa.
Las cantidades de las que os hablo son pesadas en limpio, es decir, después de pelar y retirar las partes que no vamos a utilizar, para facilitar el trabajo a los más inexpertos. De cualquier forma, este tipo de platos se prestan mucho más a la variación y la medida libre que las recetas de repostería, que suelen ser matemática pura. Vamos al lío:
Ingredientes:
350g de boniatos
350g de calabaza
350g de patata
200g de cebolla
3 ajos
Vinagre de Jerez
Aceite de oliva virgen extra
Hierbas aromáticas al gusto (en mi caso: orégano, perejil y tomillo)
Sal y pimienta
Preparación:
Precalentamos el horno a 200ºC.
Pelamos las hortalizas, las lavamos para retirar cualquier resto de tierra que puedan tener (especialmente boniatos y patatas) y las cortamos en rodajas finas, con la precaución de dejarlas todas de grosores similares para que se cocinen todas a la vez. Las cebollas,ya cortadas en rodajas, las separamos en aros y reservamos.
En un recipiente amplio ponemos los boniatos, la calabaza y las patatas. Los salpimentamos y los regamos con un chorrito de aceite de oliva. Revolvemos bien para que todas las rodajas queden impregnadas.
En un mortero majamos los ajos con una pizca de sal. Agregamos las hierbas que hayamos elegido, un chorro muy generoso de vinagre y un poco de aceite de oliva. Mezclamos bien y repartimos la mitad del majado en la base de la fuente donde vayamos a preparar la ratatouille. Reservamos la otra mitad.
Vamos formando grupos con una rodaja de cada hortaliza y un par de aros de cebolla. Colocamos los grupos de hortalizas unos a continuación de los otros en todo el perímetro de la fuente formando un círculo. Continuamos rellenando el molde hasta terminar. La fuente que yo utilizo tiene 20cm de diámetro.
Una vez que hemos colocado todas las verduras en la fuente, repartimos el resto del majado por la superficie de las hortalizas. Cubrimos todo con una lámina de papel de aluminio y lo introducimos al horno durante 45 minutos para que se cocine en sus propios jugos.
Pasado ese tiempo, retiramos la cobertura de papel de aluminio y continuamos horneando a la misma temperatura durante unos 30 minutos más. Podéis ir comprobando con un cuchillo hasta que las rodajas estén tiernas y tengan un ligero tono dorado. ¡Y ya tenemos nuestra ratatouille lista para sorprender a nuestros comensales!
¡Espero que os guste!
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