Parece que por fin llegaron las temperaturas otoñales. No terminábamos de creérnoslo pero sí, ya está aquí; se acabó nuestro bonito sueño estival. Pero qué queréis que os diga... yo soy fan del otoño, me gusta que bajen las temperaturas, me gusta cuando hace sol y frío a la vez, me gustan los paisajes otoñales y me gustan los productos de temporada.
La calabaza es uno de los productos estrella de esta época del año. Os diré que soy adicto a estos seres anaranjados; tanto que en mi pequeño huerto planto suficientes para que no me falten en todo el año - y eso son muchas calabazas-. Pero tranquilos, está todo pensado: la calabaza combina con todo, dulce y salado. Desde una crema, hasta un bizcocho, pasando por unas lentejas. Y si abrís una y no queréis que se estropee porque no la vayáis a utilizar entera en una única receta, la podéis pelar, limpiar, trocear y congelar. Todo ventajas, oiga.
La anterior receta, aquel Ratatouille de hortalizas otoñales, también llevaba calabaza. Hoy cambiamos de tercio y la vamos a utilizar para preparar unas deliciosas filloas de calabaza; una versión diferente y original de las clásicas filloas gallegas. Además, esta receta es también mi tercera colaboración con la web de Ecoenvío.
La clave de una buena filloa es que sea fina y para eso hay que combinar destreza y una buena receta. Esa destreza ancestral la podéis absorber de vuestras madres y abuelas, que tendrán en abundancia para compartir con todos; pero con todo os tocará practicar. En cuanto a la receta sí que os puedo ayudar: la que os enseño aquí es muy equilibrada. Encontraréis otras recetas que llevan mucha harina para garantizar que la filloa sea manejable en la sartén, pero el resultado es empalagoso y grueso. Otras llevan malas proporciones y las filloas no tendrán consistencia suficiente. Como en todo, en el término medio está la virtud. Y una buena sartén antiadherente lo hará todo más virtuoso todavía.
En este caso, la receta se alarga un poquito más porque hay que cocinar la calabaza antes de hacer la masa de las filloas; pero no os preocupéis, la dificultad no aumenta en absoluto. Lo ideal es preparar la masa de las filloas y dejarla reposar de un día para otro; de esta forma las filloas salen mejor y más ricas pero si no tenéis el tiempo o la paciencia necesaria podéis hacerlas al momento con resultados más que aceptables.
Para que las proporciones sean lo más exactas posible os indico la receta con el peso de la calabaza ya cocida. Para calcular la cantidad que necesitáis de calabaza en crudo yo suelo estimar el doble y un poco más. Por ejemplo, si quiero obtener 400g de calabaza cocida pongo a cocer 900g de calabaza cruda. Esta norma se aplica para las calabazas más tiernas, con bastante contenido en agua, pues al cocinarse pierden mucho líquido. Si utilizáis calabazas más compactas no se perderá tanto peso con la cocción. Vamos al lío:
Ingredientes:
4 huevos
150g de azúcar
300g de harina
250mL de leche
250mL de agua
400g de calabaza cocida
Un chorrito de licor de anís
Aceite
Azúcar y canela para espolvorear
Preparación:
Lo primero que haremos será limpiar, pelar y trocear la calabaza en crudo y la pondremos a cocer en suficiente agua con una pizca de sal hasta que al pincharla con un tenedor la notemos muy tierna -con cuidado de no convertirla en un puré-. En ese momento la verteremos sobre un escurridor y la aplastaremos en el tenedor. Dejaremos que drene todo el líquido mientras se enfría. Esto puede tardar un par de horas. Cuando tengamos la calabaza cocida y escurrida podremos seguir con la receta.
Ponemos todos los ingredientes en un recipiente y los batimos con una batidora hasta obtener una masa fina y sin grumos. Debe quedar una mezcla líquida pero con cierta densidad. Tapamos el recipiente con un film transparente y reservamos en la nevera durante unas 8 horas.
Pasado ese tiempo de reposo volvemos a mezclar bien para homogeneizar el líquido. Ya tenemos nuestra masa lista.
Ponemos una sartén antiadherente a fuego fuerte con un chorrete de aceite y dejamos que se caliente bien. Formamos una bola con papel de cocina y retiramos el exceso de aceite, dejando la sartén ligeramente engrasada pero sin aceite "bailando". Repetiremos esta operación cada 3 o 4 filloas o cuando notemos que empiezan a despegarse de la sartén con más dificultad.
Vamos vertiendo masa y repartiéndola por toda la superficie con un movimiento rápido de la sartén. Cuando notemos que los bordes se despegan con relativa facilidad la levantaremos y le daremos la vuelta para que se haga por los dos lados.
En un plato espolvoreamos azúcar mezclado con canela y ponemos la primera filloa. Espolvoreamos azúcar con canela por encima también y de esta forma iremos apilando filloa tras filloa hasta terminar la masa. Para espolvorear el azúcar a mi me resulta muy cómodo mezclar media cucharadita de canela con azúcar en un salero.
Se pueden tomar calientes o frías, según gustos y las podéis servir tal cual con el azúcar o agregarle algún relleno a vuestro gusto.
Espero que las disfrutéis.
Cuanto partido le sacamos a la calabaza, las filloas impresionantes¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarEs un alimento súper versátil!
EliminarGracias Montse!