viernes, 24 de marzo de 2017

Pudin de pan con manzana y miel

Creo que todos estamos de acuerdo en que cocinar es un placer. Te hace desconectar, te entretiene y estimula la creatividad. En la cocina hay de todo: hay misterio, hay acción, hay drama... encender los fogones puede ser una plácida travesía o una vorágine. A veces acabas agotado, pero siempre acabas volviendo a revolver los cacharros.

Pero existe otro placer de similares características: el orden. Ponerse a limpiar y a ordenar suele dar pereza, no nos vamos a engañar, pero una vez que empiezas y los resultados son visibles... ¡qué satisfacción!

Un día se juntaron la Señora Cocina y el Señor Orden y tuvieron una preciosa niña: la Cocina de Aprovechamiento, digna hija de sus padres. La cocina de aprovechamiento produce doble gusto: los placeres propios de la cocina y la satisfacción de salvar productos que, de otra forma, acabarían en el cubo de la basura.


Los púdines son dulces clásicos del recetario de aprovechamiento. Sirven para darle una nueva vida a los restos de pan que hayan quedado en casa. También se pueden preparar con bizcochos, magdalenas y otros tipos de masas similares. 

En este caso vamos a utilizar pan y manzanas, doble aprovechamiento, pues es fácil que todos tengamos en el frutero alguna pieza despistada que se empieza a estropear: también podríais usar peras, por ejemplo. Como novedad vamos a incorporar la fruta en forma de compota en lugar de troceada. Eso le dará más jugosidad al pudin y una textura y sabor más uniforme.

Esta receta es un poco más elaborada que las de los púdines clásicos, pero si no queréis complicaros demasiado podéis consultar la receta del pudin de pan básico.

Ingredientes:

1L de leche
100g de azúcar
75g de miel
6 huevos
400g de pan del día anterior
400g de manzanas
50mL de ron
El zumo de medio limón
1 cucharadita de extracto de vainilla
Media cucharadita de canela

Caramelo (preparado en casa o comprado)

Preparación:

Precalentamos el horno a 180ºC con una bandeja amplia con agua para preparar un baño María.

Troceamos el pan con las manos y lo pasamos por el robot de cocina para conseguir trozos muy pequeños pero sin llegar a ser un polvo fino. La humedad residual del pan evitará que se triture demasiado fino. Yo utilizo todo el pan: miga y corteza, pero si lo preferís podéis utilizar sólo la miga. Reservamos.

En un recipiente amplio batimos la leche, el azúcar, la miel, los huevos, la vainilla y la canela hasta conseguir un líquido homogéneo. 

Agregamos el pan a la mezcla anterior, removemos bien y dejamos que repose mientras continuamos con la receta.

Pelamos, descorazonamos y troceamos las manzanas (necesitamos 400g de manzanas limpias). Ponemos las manzanas con el ron y el zumo de limón en una tartera y la ponemos a fuego fuerte unos minutos para que evapore el alcohol: cuidado con el fuego, pues el ron podría encenderse como si de un flambeado se tratase. Si eso pasa no os preocupéis, dejad que se consuma el alcohol y listo. Procurad tener el extractor apagado: más vale prevenir que curar. 

Tapamos la tartera y bajamos el fuego durante 10 minutos aproximadamente. A continuación destapamos y subimos el fuego para que evapore el líquido. Debemos conseguir una compota tierna de manzana con el menor líquido posible (quedan unos 300g de compota aproximadamente). Aplastamos los trozos de manzana con un tenedor para que quede un puré basto.

Agregamos la compota a la mezcla del pan y removemos hasta homogeneizar.

Caramelizamos un molde y vertemos en él la mezcla. Introducimos el molde en el horno al baño María y dejamos que se hornee durante 60 minutos hasta que al pincharlo con un cuchillo salga limpio.

Retiramos el horno con cuidado y dejamos que se temple. Conviene desmoldarlo mientras el caramelo todavía esté tibio, pues si lo dejamos enfriar por completo se puede agarrar. Debe desmoldarse con cuidado, porque la estructura del pudin todavía es algo frágil. Para facilitar el desmoldado podéis pasar un cuchillo fino por los bordes del molde.

Conviene que el pudin repose en la nevera un día para que termine de cuajarse. Después podéis dejarlo en la nevera o a temperatura ambiente. A mi me gusta mas tomarlo a temperatura ambiente porque los sabores se perciben mejor y la textura queda más jugosa.

A disfrutar!

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